ADÉBÁYÒ, AYÒBÁMI (2017), STAY WITH ME
“Woman manufacture children and if you can’t
you are just a man. Nobody should
call you a woman. […] This life is not difficult, Yejide. If you cannot
have children, allow my son to have some with Funmi. See, we are not asking you
to stand up from your place in his life, we are just saying you should shift so
that someone else can sit down.”
“Las mujeres fabrican niños y si no puedes,
eres un hombre. Nadie debería llamarte mujer. […] Esta vida no es difícil,
Yejide. Si no puedes tener hijos, permite que mi hijo los tenga con Funmi. Ves,
no te estamos pidiendo que te vayas de su vida, solo estamos diciendo que
deberías darle paso a otra persona.”
(Traducción
Alicia Oliva)
Hacía tiempo que no leía una novela con tanta fuerza;
Stay with me es el debut literario de
la joven escritora nigeriana, Ayòbámi Adébáyò (Lagos, Nigeria, 1988), una
novela desgarradora y potente que ha sido finalista del Bailey’s Women’s Prize
for Fiction 2017.
La novela transcurre en una Nigeria inestable a
finales del siglo XX, entre finales de los ochenta y principios de los noventa,
y narra la vida de un joven matrimonio, Yejide y Akin, mujer y marido. Se
conocieron en la universidad y desde el primer momento Akin se enamoró perdidamente
de ella; pero todo se complicó y ni el amor pudo salvar su relación… De cierto
modo, fue precisamente el amor quien hizo pedazos la relación.
“I loved Yejide
from the very first moment. No doubt about that. But there things even love
can’t do. Before I got married, I believed love could do anything. I learned
soon enough that it couldn’t bear the weight of four years without children.
[...] But even when it’s in thousand pieces around your feet doesn’t mean it’s
no longer love.”
“Quise a Yejide
desde el primer momento. De eso no cabe duda. Pero hay cosas con las que ni el
amor puede. Antes de casarme, creía que el amor podía con todo. Pronto
comprendí que no puede aguantar el peso de cuatro años sin hijos. […] Pero
incluso roto en mil pedazos a los pies no quiere decir que ya no sea amor.”
(Traducción Alicia Oliva)
El no poder tener hijos se convierte en un gran
problema no tanto para ellos sino para la familia política de Yejide que espera
ansiosa a que su primogénito le brinde con un heredero. Atrapada en una sociedad
patriarcal y donde la tradición sigue pesando mucho, Yejide ve como su
matrimonio se desmorona a medida que la presión e intromisión familiar va
aumentando, hasta el punto de imponer a una nueva mujer para su hijo, Funmi.
Tanto Yejide como Akin están en contra de la
poligamia pero la madre de Akin no les da opción. Ambos se sienten humillados y
aunque los dos sufren con esta situación, no lo hacen por igual. Pese a haberse
hecho todas las pruebas pertinentes y no detectar ningún problema que le
impidiese concebir, es Yejide quien carga con toda la culpa. En ningún momento,
se cuestiona que el problema lo pueda tener el hombre. Simplemente no se
cuestiona. La mujer carga con todo el peso de la situación y pese a ser una
mujer joven, fuerte, culta y emprendedora se ve completamente anulada. Su mundo
se viene abajo e incluso recurre a creencias místicas que la llevan a subir
montañas para encontrarse con un hombre que por fin la pueda curar.
Las
mujeres fabrican niños y si no puedes, eres un hombre. Nadie debería llamarte
mujer.
Esta frase se me clavó en la mente en cuanto la leí
y me ha ido persiguiendo toda la novela. Una frase en boca de la madre de Akin,
un ser querido, y con tanto odio. Además, cabe mencionar que Yejide se quedó
huérfana de madre muy joven y para ella, la madre de Akin era como su propia
madre.
Yejide pierde por momentos la cabeza, al igual que Akin. Aunque la familia no le culpe de manera directa, él sabe que
tiene un problema y prefiere silenciarlo y sufrirlo en soledad que enfrentarlo.
Recurre a soluciones que no hacen más que empeorar la situación. Gracias a una
narración que va alternando las voces de los dos personajes y haciendo saltos
en el tiempo, logramos entender por lo que están pasando ambos. Esta
desigualdad de responsabilidad que mencionábamos anteriormente se ve también
retratada en la narración, pues Yejide da voz a la mayoría de capítulos.
Uno de los puntos negativos que le podría poner a la
novela es que, a diferencia de Chimamanda que difumina la trama amorosa con la
política con tremenda inteligencia, Adébáyò no ha logrado cautivarme en este aspecto. En mi opinión, los
datos políticos que intentan crear una atmósfera narrativa dan la sensación de
ser un añadido que sobra en esta novela dramática. Siento que no logran estar
totalmente integrados…
Aún así, es una novela con mucha fuerza que retrata
los desafíos de una mujer moderna atrapada en una sociedad muy patriarcal donde
la tradición pesa y la mujer sigue siendo una máquina para fabricar hijos. La
novela está llena de desprecio, culpa y dolor; pero también de poesía y
esperanza.
Espero poder seguir leyendo mucho más de esta
autora.
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