Dos libros que te acercan al feminismo de la mano de Chimamanda Ngozi Adichie

Haciendo limpieza entre mis estanterías, me encontré con estos dos libros finitos que leí hace ya unos años. Ambos cuentan con menos de cien páginas y se leen en cuestión de segundos; sin embargo guardan conocimiento sencillo y claro sobre el feminismo. Son doscientas páginas llenas de enseñanzas y, de verdad creo, que su lectura debería ser obligatoria en los colegios, tanto para profesores como alumnos. Incluso para aquellos que dicen ser feministas. Una de las claves es que te recuerda cosas básicas que a priori pasamos desapercibidas. Son muchos los sesgos que tenemos grabados en nuestras mentes de manera inconsciente. A veces es necesario leer o escucharlo para darnos cuenta de que esos automatismos vienen enseñados y tenemos que hacer un esfuerzo por cambiarlos. Se trata de desaprender cosas que damos por hecho.

La escritora nigeriana tiene claro que el feminismo comienza en la educación.

Una amiga de la infancia le preguntó cómo criar a su hija para que fuera feminista. De primeras, la escritora no supo cómo responder a esa pregunta tan amplia e inmensa, ella que tanto defendía el feminismo. Poco después, se sentó a escribirle una carta sincera y práctica donde darle respuesta.  «Querida Ijeawele, cómo educar en el feminismo» comenzó siendo una extensa carta a una amiga que le solicitaba consejo a la hora de educar a su recién nacida y se convirtió en un libro de mesilla y consulta para todos.

Chimamanda afirma que el feminismo es contextual y por ende, no existe una fórmula que funcione siempre. Lo más parecido que utiliza como criterio a la hora de determinar si algo es feminista o no, son sus dos herramientas feministas:

  • Nunca olvidar a siguiente premisa: "yo importo equitativamente" y repetirla como mantra en todas las ocasiones, sean cuales sean.
  • Hacerse la siguiente pregunta: ¿puedo invertir X y obtener los mismos resultados?
Estas dos pautas pueden servir de guía a la hora de actuar frente a una situación en feminismo. Pero ojo, no todo es a o b, depende de la persona que se haga la pregunta. El feminismo es contextual. 

El libro recoge los siguientes consejos a la hora de educar en el feminismo: 

Sé una persona plena
"Todo el mundo tendrá una opinión de lo que deberías hacer, pero lo importante es lo que tú quieras y no lo que los demás quieran que quieras, Rechaza, por favor, la idea de que maternidad y trabajo se excluyen mutuamente."

 Hacedlo juntos
"En ocasiones las madres, tan condicionadas para ser y hacerlo todo, son cómplices de la reducción de la función de los padres."

Rompe los roles de género
"Enséñale a tu hija que los «roles de género» son una solemne tontería. No le digas nunca que debe hacer algo o dejar de hacerlo «porque es una niña»."

No existe el feminismo light
"Ser feminista es como estar embarazada. Lo estás o no lo estás."

Enséñale el amor por los libros
"La mejor manera de hacerlo es mediante el ejemplo. Si te ve leyendo, comprenderá que leer es algo valioso.

Enséñale a cuestionar en lenguaje
"El lenguaje es el depositario de nuestros prejuicios, creencias y presunciones." "Enséñale que si criticas X en las mujeres pero no lo criticas en los hombres, tal vez no tengas un problema con X, sino con las mujeres."

Jamás hables del matrimonio como un logro
"Condicionamos a las niñas para que aspiren al matrimonio y no a los niños y, por tanto, ya desde el principio existe un desequilibrio terrible."

Enséñale a rechazar la obligación de gustar
"Su trabajo es realizarse plenamente en un ser que sea sincero y consciente de la humanidad del resto de la gente."

Identidad
"Enséñale a enorgullecerse de la historia de los africanos y de la diáspora negra. Descubre héroes negros de la historia, hombres y mujeres. Existen. Tal vez tengas que rebatir parte de lo que aprenda en la escuela."

Refuerza su tipo de belleza
"No creas que criar a una feminista consiste en obligarla a rechazar la feminidad."

No hay ninguna norma social que no pueda cambiarse
"Enséñale a cuestionarse el uso selectivo que hace nuestra cultura de la biología como «razón para las normas sociales»."

Háblale de sexo
"Para asegurarte de que no hereda la vergüenza de ti, tienes que liberarte de la vergüenza que has heredado. Y sé lo difícil que puede resultar."

El amor no solo es dar, sino también recibir
"Le deseo a Chizalum un mundo donde cualquier persona pueda proponer matrimonio, donde una relación sea tan cómoda y feliz que embarcarse o no en el matrimonio se convierta en una conversación también llena de alegría."

La bondad femenina es tan corriente como la maldad femenina
"Ten cuidado de no convertir a los oprimidos en santos."

Enséñale a valorar la diferencia
"Enséñale a que no haga universales sus principios y experiencias. Enséñale que sus principios son solo para ella, no para los demás. Existe solo una humanidad necesaria: comprender que la diferencia es normal."



En el siguiente libro adaptado de la charla que dio hace años en TedxEustonla autora nigeria cuestiona la vigencia del feminismo haciendo una defensa del mismo a medida que narra tanto sus experiencias como las de otros.


La primera vez que escuchó el término "feminista" fue cuando tenía 14 años y fue en boca de un buen amigo. Aquel comentario no era ningún piropo sino más bien un insulto. 


El término feminista está cargado de connotaciones negativas: las mujeres feministas son mujeres infelices que no logran encontrar marido; las mujeres feministas odian a los hombres; las mujeres feministas no son femeninas; las mujeres feministas no son limpias; las mujeres feministas, las mujeres feministas, las mujeres feministas. 

Son ideas que todavía rondan por la cabeza de mucha gente, aunque quiero pensar que esta frase está cerca de conjugarse en pasado. Por lo menos, paso a paso, vamos viendo como los movimientos en defensa del feminismo como la huelga general del 8M tienen resonancia en el mundo entero. La juventud está cada vez más concienciada pero aún son muchos los derechos que tenemos que asentar: romper techos de cristal, las brechas salariales, acceso a la educación, entre otros.

Como narra la escritora, con el tiempo, Chimamanda empieza a describirse como feminista y para romper con los tópicos negativos que giran alrededor de este término, acaba por definirse como “feminista feliz africana que no odia a los hombres y a quien le gusta llevar pintalabios y tacones altos para sí misma y no para los hombres” Sin duda, es una de las definiciones que más me gustan y con las que mejor me identifico. 

Este libro adaptado de la charla que se dio en 2012 sigue siendo necesario en nuestra sociedad. Pero sobre todo, estos dos libros son, para aquellos que todavía no hayan tenido el lujo de leer a esta brillante escritora, un llamamiento a la lectura de sus novelas.



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