DIOME, Fatou (2010), Celles qui attendent

Termino el año de la mano de la novelista senegalesa Fatou Diome con su obra Celles qui attendent, (traducido como Las que aguardan). En ella, alza la voz de las mujeres que sufren la emigración de sus seres queridos (hijos o maridos). Fatou Diome narra la otra cara de la moneda desde los ojos de la mujer. Esa realidad desconocida y silenciada— de los que no se suben a la patera sino que permanecen en las costas africanas esperando la llegada triunfante de un hijo o marido cargado de regalos y dispuesto a cambiarles la vida.

Fatou Diome nació en la isla de Niodior, Senegal. Allí se crió junto a su abuela y en 1994 se trasladó a Estrasburgo, Francia, donde estudió Literatura moderna en la universidad. Sus obras reflejan siempre estos dos mundos a los que ella llama hogar y a través de ellas trata siempre de crear un canal de comunicación entre los dos continentes. Ha sido todo un descubrimiento. Me ha sorprendido su habilidad de hilar fuertes críticas a la sociedad (tanto europea como africana) con la narración de la cotidianidad de las cuatro mujeres protagonistas: Arame, Bougna (madres) y, Coumba y Daba (esposas). 

Ellas son celles qui attendent; las que esperan, desesperan pero a pesar de todo se quedan. 
Sosteniendo a la familia entera, haciendo parecer que todo va bien. Pendientes de todo, de la comida, la economía, los niños, andar cada mañana al pozo y un largo etcétera. Haciendo malabares diarios para sobrevivir pero siempre con la esperanza viva del regreso del que un día marchó hacia España.

Ellas, mujeres, esclavas de la tradición, obligadas a honrar al marido (ausente), servir a la suegra, ser obedientes, sonreír y dar las gracias a Dios por tener a un marido o hijo en Europa que está construyendo un imperio que en el día de mañana les saque de pobres y transforme su humilde hogar en palacio, que vuelva con regalos para sus hijos, que no ha visto crecer y muchas veces, ni siquiera nacer.

Ellas, las que aguardan, celles qui attendent y yo añadiría, en silence.

La novela transcurre en un lugar del atlántico, en una isla pesquera de la costa senegalesa. Bougna y Arame son los personajes centrales. Amigas desde pequeñas, madres y esposas; se trata de dos personajes con caracteres muy diferentes que un día deciden que la patera es la solución a sus problemas y sus hijos, los salvadores. En aquella isla, para muchas personas la esperanza de las familias dependía todavía de las manos que estuvieran disponibles; sobre un hijo se ponía el destino de toda una familia.

La escritora nos brinda una versión más real, más directa y sin duda, más incómoda. Acostumbrados a oír hablar de la inmigración desde este lado del mar y simplificarlo todo a "sin papeles", "ilegales", "clandestinos"; Diome no solo nos pone nombres, familias e historias, sino que cambia quién es el protagonista de la historia, además de explicarnos qué acontecimientos pueden llevar a una persona a jugarse la vida y subirse a una patera. 

Diome es muy crítica y en mi opinión, muy acertada en sus reflexiones. Abarca temas como la poligamia, el machismo en una sociedad enraizada en la tradición, el problema de la pesca, pero lo que más destacaría es la importancia que le da a aquellos que se quedan en el país trabajando frente al emigrante, siempre presentado en esas sociedades como el protagonista. La autora narra con aparente sencillez el día a día de las mujeres de la aldea y a su vez realiza una exploración profunda del alma humana.

Siempre he afirmado que un libro es una ventana al conocimiento que a su vez te presenta múltiples puertas. En nuestra mano queda abrirlas. Fatou Diome nos invita a explorar muchos caminos. Uno de ellos es el problema de la pesca. Las aguas de Senegal han sido unas de las más castigadas por los barcos extranjeros gracias a los acuerdos de pesca entre este país y la Unión Europea. Esta intrusión y la sobreexplotación hizo que muchos pescadores locales vieran como desaparecía su forma de vida. Por aquí, os dejo un artículo de Chema Caballero sobre la pesca para aquellos que quieran explorar y abrir esta puerta. 

Muchos astutos encontraron negocio en la compra y reventa de las piraguas que los pescadores ya no querían, pues suponían más gasto que beneficio. Se las vendían a los traficantes o pasadores de fronteras, aquellos que se encargaban de organizar los viajen rumbo a cumplir sueños europeos. Los billetes al paraíso se venden carísimos. Las familias ahorran y reúnen el dinero para uno de sus hijos aún conociendo el peligro que suponía embarcar en esa aventura. Supongo que a veces el destino no tiene precio y más si te mueve la miseria y la carga familiar.

Ironía, crítica, mucha realidad y mucho amor. Según pasan los días, la espera se va haciendo más complicada y la esperanza de que el día del regreso llegue se va apagando poquito a poco; pero ellas siguen despertándose con una sonrisa y trabajando cada día. Convertidas en esposas o madres de fantasmas tratan de alimentarse de recuerdos, pero a veces no es suficiente. 

La evolución de cada uno de los personajes y de sus relaciones me ha encantado.

Me parece obligatorio leer estas novelas realistas para despertarnos mientras nos empeñamos en construir muros cada vez más altos para aislarnos con el pretexto de protegernos, en pleno siglo XXI. ¿De qué? De lo desconocido. Me repatea oír hablar de la migración como un problema y no como un derecho. ¿Acaso no fuimos nosotros emigrantes? 

Pese a ser una novela muy crítica que muestra el sufrimiento por el que pasan estas mujeres, se respira optimismo y mucha ternura. Para todos aquellos que no hayáis leído nada de África, creo que este libro es un regalo seguro de Reyes


"La vie est compliquée, mais beaucoup de choses deviennent simples, quand on a du coeur."

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