NGOZI ADICHIE, Chimamanda (1977), Americanah

Con este TED talk llegué hasta Chimamanda. Titulado The danger of the single story (el peligro de la historia única, en español) narra la importancia de conocer más allá de lo que a menudo nos cuentan y de ser conscientes de que no existe una sola verdad, una sola realidad. Nos invita a aceptar que la amplitud y la complejidad del mundo no se pueden reducir a una sola versión de las cosas, puesto que esto solo nos lleva a fomentar y caer en estereotipos. En ella vi a una mujer simpática, divertida y honesta. 

Chimamanda Ngozi Adichie (1977), original de Enugu, Nigeria, es una escritora que reivindica la africanidad. Con sus novelas, busca crear referentes africanos para evitar que solo se lean historias con elementos occidentales, ajenos a ellos. Cuando era pequeña y comenzó a escribir cuentos para que su madre los leyera, sus personajes siempre bebían cerveza de jengibre, pese a no tener ni idea de a qué podría saber una cerveza de jengibre... Crecía leyendo historias en las que sus personajes blancos bebían cerveza de jengibre. Y como esta anécdota, la escritora tiene mil más; por ello lucha por crear un referente y reafirmar su identidad. A sus diecinueve años, se trasladó a Filadelfia, Estados Unidos para estudiar comunicación y ciencias políticas en la Universidad de Drexel. Hoy en día, vive a caballo entre Chicago y Lagos donde imparte talleres de escritura creativa. 

El año pasado, en una librería parisina, me volví a encontrar con ella con su ensayo Nous sommes tous des féministes (todos deberíamos ser feministas) que recoge una charla que dio en el 2012 en TEDxEuston y que recomiendo a todo el mundo. Chimamanda se describe como “feminista feliz africana que no odia a los hombres y a quien le gusta llevar pintalabios y tacones altos para sí misma y no para los hombres” y es una de las definiciones que más me gustan y con las que mejor me identifico. Dicen que esta novela va a la par con otra que escribió titulada Querida Ijeawele, cómo educar en el feminismo en respuesta a una amiga suya que acababa de ser madre y le pedía consejos sobre cómo educar a su hija. Esta no he tenido aún la oportunidad de leerla, pero está en mi lista sin duda.
En la entrada de hoy hablaremos de Americanah, la tercera obra de Chimamanda que fue escrita en el 2013 y premiada en 2014 con el National Book circle Award.
Americanah es una historia de amor, identidad y raza. Transcurre en una Nigeria militarizada, a finales del siglo XX, bajo el mando del general Sani Abacha y narra la historia de dos adolescentes, Ifemelu y Obinze, que se enamoran apasionadamente; pero presentarla como una historia de amor sin más no sería nada justo. Hay ciertos elementos en esta novela que contribuyen a convertirla en un libro único y con mucha fuerza. Como dice Elvira Lindo en su prólogo “hay novelas que son necesarias en el mundo literario”, y Americanah es una de ellas y ahora os explicaré por qué.
Como muchos de su generación, Ifemelu escapa de su país en busca de un futuro más prometedor, harta de las continuas revueltas universitarias que impedían a miles de estudiantes abrirse camino en una Nigeria inestable, corrupta y dictatorial. Decide irse por un tiempo para estudiar. Obinze, su novio, soñaba siempre con vivir en Estados Unidos pero es Ifemelu quien, gracias a su tía Uju que vivía allí, logra el visado para estudiar en la universidad. Se encuentra con una América muy diferente de cómo se la imaginaba. Obinze mientras tanto trata de conseguir un visado para poder reunirse con ella lo antes posible. Pero al cabo de un tiempo, Ifemelu y Obinze acaban por perder el contacto. Y no es hasta que, años más tarde, Ifemelu decide regresar a Nigeria que no vuelven a reencontrarse. La narración de la historia comienza cuando Ifem decide regresar a su tierra natal y, con saltos al pasado, narra todo lo vivido antes de llegar a esa vida americana cómoda de la que disfruta. Está nerviosa de dejar atrás todo, de volver a Nigeria y sobre todo de reencontrarse con Obinze, el amor de su vida, después de tantos años de silencio.

En Estados Unidos, Ifem aprende a buscarse la vida, empezar de cero, buscar trabajo sin seguridad social y lo más importante de todo: aprende qué es ser NEGRA.

“Yo vengo de un país donde la raza no era motivo de conflicto; no pensaba en mí como negra, y me convertí en negra precisamente cuando llegué a Estados Unidos.”

© CCCB, Miquel Taverna, 2017
Antes que negra, Ifem en Nigeria era igbo y cristiana. Para muchos la raza no existe hasta que esta no se convierte en una barrera. Como cuenta Ifem los negros en Estados Unidos no tienen esa opción. Chimamanda realiza una radiografía de la sociedad estadounidense en clave multirracial, a través siempre de la mirada de Ifemelu como extranjera negra. Ifem reflexiona a partir de sus experiencias cotidianas y decide crear un blog sobre raza en el que plasmar todos los temas que le chocan: “¿a qué aspiran los blancos anglosajones protestantes”, “el tribalismo estadounidense”, “el pelo como metáfora racial”, incluso acaba escribiendo de política sobre Obama y su mujer Michelle. El blog es anónimo y lo titula Raza o Diversas observaciones acerca de los negros estadounidenses a cargo de una negra no estadounidense.
Ifem es una joven auténtica que llama la atención por su sinceridad. Nunca trata de gustar ni de encajar, pero suele caer bien; aunque a veces de la sensación de que sea una "listilla" le he llegado a coger mucho cariño. La novela te atrapa y te transporta, incluso sentía, al bajarme del metro y cerrar el libro, que le decía un “hasta luego” a Ifem y feliz en la vuelta a casa volvía a abrir el libro pensando cómo estaría y qué haría en ese momento. Cercana y escrita con facilidad diría, Chimamanda esconde tras la historia de amor cuestiones tan profundas como la fuga de cerebros, un problema que afecta a muchísimos países de África y que también nos suena en algunos países europeos. Los jóvenes somos los afectados, los países acaban echando a sus mejores recursos en vez de proporcionarles oportunidades. Trata también la inmigración no solo con la historia de Ifemelu sino con el pasaje en que Obinze consigue llegar a Inglaterra y cómo se las tiene que apañar si quiere conseguir papeles. Y sobre todo aborda la raza, a través de las vivencias de Ifem vemos cómo tiene que lidiar con los estereotipos sobre los negros y sobre todo lo que se da por sentado solo por su color de piel o su tipo de pelo. Parece que coexistieran dos tipos de novela en Americanah y creo que esto es lo que la hace tan mágica. Por un lado, tenemos una historia de amor y por otro, una conferencia sobre los problemas que hemos mencionado y que Chimamanda pone en boca de Ifem, utilizándola de portavoz.

A lo largo de la novela me he preguntado varias veces cuánto tendrá de autobiográfico este libro. Y es que Chimamanda también emigró a Estados Unidos para ir a la universidad y también afirma que hasta llegar a Estados Unidos ella no pensaba en ella como negra. Seguro que muchas de las vivencias de Ifem fueron antes de Chimamanda. Y es que, sin apenas conocerla, adivino en Ifemelu ciertos rasgos de su escritora. De cierto modo, su personaje contiene la esencia de Chimamanda. Suele pasar que los personajes llevan dosis pequeñas de sus escritores, en un nombre, una anécdota, ciudad de origen, etc.; pero me da la sensación de que en Ifemelu hay mucho de Chimamanda. Puede ser. De seguro, ambas me parecen mujeres fuertes, curiosas, inconformistas e inteligentes.

He disfrutado muchísimo con la novela. Quizás Chimamanda podría haberle puesto fin unas cuantas páginas antes pero a la vez me resistía a ponerle punto final a esta historia. En mi cabeza sigue presente Ifemelu y me pregunto ¿qué será de ellos? ¿qué será de su blog? Puede que esta sensación sea en parte porque todo lo que trate de África y me haga acercarme un poco más al continente tiene en mí un rincón; pero sin duda Americanah se convierte en una novela que vaya a recomendar mucho por reivindicar la africanidad, luchar contra el racismo y pasar un buen rato con una historia de amor sincera, real y entretenida.

Chimamanda vuelca en Americanah una serie de observaciones agudas a las que no les pasa ningún tipo de filtro y que me han hecho aprender y ampliar horizontes: en palabras de Elvira Lindo: "pone uno en duda sus principios, y es esa una experiencia lectora que ensancha el espíritu". Es una historia llena de cariño y honestidad que encima te abre los ojos sin que te enteres. Cuántas más historias como esta haya mejor será combatir los estereotipos. Los estereotipos no se derrumban de la noche a la mañana, el cambio necesita tiempo. Por ello creo que Americanah nos ayuda a dar un paso más en la lucha contra muchos estereotipos sobre el color de la piel y el lugar donde nacemos. En mi estantería me espera La flor púrpura, su primera novela, y tengo muchas ganas de leerme Medio sol amarillo, su segunda obra, que ha sido muy alabada, entre otros por Achebe, además obtuvo el Orange Prize for Fiction en 2007.

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